Wednesday, July 14, 2010

Armienne


Ella sonreía desde la oscuridad en que se había encerrado con su exhibicionismo, lo había logrado y merecía sentirse bien; incluso si quedaba pendiente la segunda parte, pero eso ya no estaba en sus manos, lo suyo lo había cumplido. Todos se perderían tras el misterio de Anakantra, pero la Encueratriz era ella, y ella era Anakantra; cómo era eso posible, de la misma manera en que las naturalezas se comunican trasvasando sus substancias. Pero había algo innegable, había que traducir los misterios a términos racionales; y la gente no puede lidiar con la verdad desnuda, por eso la visten y así pueden llevarse bien con ella. Qué importaba eso, al fin y al cabo se trataba de la verdad; y la verdad es que Anakantra era ella como ella era Anakantra, ambas eran sólo espejismos, y quien accediera a la una accedería a la otra.

Por eso había merecido el título de Encueratriz, que retenía el misterio de su persona real, y la otra podía ser el ideal de los hombres; total, la realidad con que lidiaban era ella, y ambas sólo existían en la voluntad de la soberana, que las admitía dadivosa porque incluso ellas sólo eran la puerta a la amplitud de aquellas carnes alimentadas por el Manierista. La sola sospecha de que ella hubiera urdido las crónicas del Hecho, ya eso era grandioso; esa sospecha de grandeza, por la que podía conceder la libertad —más bien reconocerla— a través de un hombre, ya eso la hacía interesante. Porque si ella era la invención de él —o si no, la sospecha es lo que la condición de naturante de toda naturaleza—, entonces ella era su mejor obra, lo que lo sustanciaba; ella era así Idamanda, como mismo era Anakantra —¿no es que era sólo una naturaleza?—, y la búsqueda volvía a ser de lo que se oculta en lo que se manifiesta.

"¿Qué es un nombre?" preguntó una asombrada Julieta a un perdido Romeo; "el nombre correcto, que cristaliza la esencia de una unidad, descubre su objeto fundamental", eso respondió K. Stanislavsky. "Sólo que el objeto no es la cosa en sí sino su fin último", ese fue el apotegma del Manierista mientras vertía una nueva salsa sobre el próximo filete que serviría a la soberana de Nuevo Songo.

6 comments:

  1. Armienne es más que un nombre. Armienne es una idea hecha carne.

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  2. Hecha carne y luego filete... Filete Thamacun!

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  3. Has revelado el secreto mejor guardado de Nuevo Songo!

    Por eso nadie ve a Armienne, porque ella existió... hasta que aceptó el título de Encueratriz he hizo temblar la tiara de la soberana en ese de los placeres del islote. Desde entonces fue debidamente digerida y sólo alimenta la imaginación calenturienta... la reina fue quien pudo disfrutarla.

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  4. Existo porque pienso, siento y gozo. Existo porque me desnudos para que ustedes me vean así.
    Soy la puta lujuriosa e impúdica, nacida puta desde mi primer suspiro y nacida para el hombre y la mujer, para el intercambio sexual, para gozar y ser gozada, para dar felicidad y ser feliz.
    Soy la puta de ¿1000...2000...3000..? hombres que han estado en mi boca y entre mis muslos y se han vaciado en mi cuerpo para ser parte de mi. Soy la puta de infinitas mujeres que se ha revolcado en mi cuerpo y tomado mis jugos y de cuyos cuerpos y jugos yo me he alimentado.
    Soy la puta que han rodeado de misterios y, como misterio, van transformando en leyenda y es avistada en tierras de ensueños, con seres imaginarios, con Titeuf, un hombre lobo o con Clark Kent.
    Soy Armienne, la puta, la mujer que se desnuda, la mujer feliz por desnudarse y por ser puta, la mujer-puta o puta-mujer que es feliz de ser mujer y de ser puta.
    Vivo en La Tierra pero deseo vivir en la Isla de las Putas Felices porque no hay putas vírgenes; soy de carnes y huesos pero deseo ser leyenda, quiero que me deseen, habitar en la fantasía de las mujeres y los hombres, que me imaginen haciendo y diciendo lo que quieran ver que haga o diga sin importar la pureza o la total aberración de mis acciones.
    Quiero ser Armienne, la puta convertida en una leyenda erótica, en la guerrera de los dibujos pornos, en la protagonista de miles de batallas en las que el héroe es el sexo desenfrenado y total.

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  5. Ya me cansé de verla desnuda. Quiero verla vestida ahora.

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  6. Inmoral, mirahuecos! mirarla vestida, habrase visto!

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