Sunday, June 6, 2010
El Bibliotecario VIII
Después de saber la Verdad, al bibliotecario ya no le importó nada y descendió a los restos de lo que fuera su ciudad; vio entonces el milagro, pero más milagroso fue que no le diera importancia y continuara caminando. Las aguas retrocedían mansas ante sus pies, West Havana renacía para él; quizás por su propio desdén —eso no era importante—, pero en cualquier caso juguetonas en espumas que se deshacían prontas. Buscó la entrada al sótano, pero ya no existía, el maremoto había barrido con todo; pero tampoco le dio importancia, sólo tenía un apremio, arrancarse una pluma para escribir aquella carta de adhesión a su nueva soberana, Leididi Usnavi Burundanga I de Nuevo Songo.
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Cronista sigue, haya tu
ReplyDeletePara Anonimón desde el islote...
ReplyDeletehttp://nuevosongo.blogspot.com/